Tabla de contenido
- Aliviar la ansiedad entre las/os académicas/os: reflexiones sobre ReMO 2024.
- ¿Qué destaco del tercer congreso de ReMO en Budapest 2024?
- El Mindfulness y la autoempatía para aliviar la ansiedad en el ámbito académico.
- ¿Cómo ayudan la atención plena mindfulness y la autoempatía a reducir la ansiedad y el estrés, especialmente en un entorno académico?
Aliviar la ansiedad entre las/os académicas/os: reflexiones sobre ReMO 2024.
El mes pasado tuve la oportunidad de dar un taller en el tercer congreso del Observatorio de la Salud Mental de los Investigadores (ReMO en inglés) en Budapest. En los últimos años, la red ReMO se ha centrado en el bienestar del personal académico e investigación.
En mi experiencia, el apoyo psicológico y emocional que recibí por parte de la universidad durante mis años como investigadora y profesora universitaria brilló por su ausencia. Por eso, cuando me enteré de la existencia de ReMO me sentí realmente conmovida e intrigada.
¿Qué destaco del tercer congreso de ReMO en Budapest 2024?
Comparado con otros congresos académicos, el de ReMO en Budapest me sorprendió por su apertura a tratar temas que suelen enterrarse en la academia. Aquí te hago un resumen de los talleres y charlas que más me impactaron.
El primer día Luisa Solms inauguró el congreso con un taller titulado: “Rompiendo el silencio sobre el bienestar en el trabajo.”
A pesar de que habían pasado 7 años desde que me salí del mundo académico, el taller de Luisa fue como viajar al pasado. En él pudimos conversar sobre las presiones (internas e institucionales) tan extremas a las que se suele enfrentar el personal académico y lo difícil que puede llegar a ser hablar de estos temas con tus compañeras/os de trabajo. Como por ejemplo: unas expectativas irreales sobre las publicaciones e investigaciones, conseguir financiación a nivel internacional, una carga lectiva insostenible, etc. Tuve la impresión de que mi experiencia en la universidad se reflejaba tanto en los casos que debatimos que me resultó sobrecogedor.
Las actividades colaborativas que dirigieron Petra Ardai, Simone Lackner y Sarah Ng bajo el Theatre Action Project fueron muy refrescantes. En ellas nos imaginamos cómo sería la cultura académica si se hubiera podido conseguir todo lo que se proponía en ReMO (como que desaparezca el tabú de la ansiedad o el burnout). También me pareció muy interesante informarme sobre el estado de la encuesta STAIRCASE llevada por Stefan Mol, una encuesta que permite al personal de investigación compartir su experiencia laboral en relación a su salud mental. Si te interesa o conoces a alguien que le pueda interesar, compártela, está disponible en varios idiomas (también en español).
También me gustaría destacar el trabajo de los grupos de apoyo llevado por Fryni Panayidou y Benjamin Priest. En su presentación aprendí que ofrecen grupos de apoyo de 8 semanas para estudiantes de doctorado. En ese tiempo, las personas que participan pueden compartir todo aquello que les resulta difícil de manera segura y libre de juicios. Cuando descubrí esta iniciativa, no pude evitar sentirme algo triste porque había una parte de mí que deseaba esta opción hubiera existido cuando hice mi doctorado en la universidad de Leicester (Inglaterra) en el 2013. Me imagino que para las personas que participan, estos grupos de apoyo les cubren muchas necesidades como la necesidad de conectar, de ser visto, de confianza, apoyo, respeto y compasión.
Por último, diré que también disfruté mucho de la compañía de otros participantes. Especialmente de algunos académicos e investigadores de doctorado como Andrea, Kati, Helen, Gabor, Mathias, Brian, Christina o Richard. Para mí fue muy agradable conectar y conversar con ellos. Me trajo muchos recuerdos de mi época de como investigadora y profesora universitaria.
El mindfulness y la autoempatía para aliviar la ansiedad en el ámbito académico.
Dado que en mis años de académica asistí a muchos congresos, tenía claro que en mi presentación quería despertar la curiosidad y traer un sentimiento cercano entre los participantes.
Si eres capaz de sentir curiosidad por tu cuerpo, incluso cuando estás muy estresada, tu mente se abre a una actitud diferente hacia ti misma. Pasas de la autocrítica, la huida o de ignorar lo que te está pasando a maravillarte con esa fascinación natural que tenemos cuando somos peques.
Es así de simple.
No es fácil, lo sé, pero es simple.
Durante la primera parte de mi taller, invité a mi viejo amigo Louis Armstrong. Vale, no es mi amigo, pero tú me entiendes 😉. Durante los primeros 10 minutos del taller, guie una práctica de mindfulness utilizando la famosa canción ‘Hello, ¡Dolly!’ del Sr. Armstrong como anclaje en el cuerpo.
Primero, pedí a las personas que buscaran un momento que les causara ansiedad en el trabajo. Una vez que conectaron con sus pensamientos y sus emociones en torno a esa experiencia, les invité a sentir las sensaciones de su cuerpo. Utilizando la frase: ´Hello, ¡Dolly! ¿Qué notas en Ctu cuerpo ahora?´ los participantes llevaban su atención a sus sensaciones físicas. La intención de esta frase (‘¡Hola, Dolly!’) era la utilizar esas palabras como un recordatorio para anclarse en el cuerpo. Una invitación a través de la cual practicar la curiosidad incluso cuando no nos sentimos bien. Si te distraías, mentalmente decías: ‘¡Hola, Dolly!’ Y volvías a tu cuerpo.
Si te pica la curiosidad por esta práctica (la cual está en inglés), puedes escucharla siguiendo este enlace.
Para la segunda mitad de mi presentación estuvimos practicando con otro momento estresante o incómodo en el trabajo. Usando la lista de necesidades humanas universales del marco de la comunicación no violenta (CNV), pedí a los participantes que dejaran atrás toda historia que se estuvieran contando con respecto a ese momento. En lugar de alimentar los pensamientos que pudieran tener en torno a esa experiencia desagradable, les invité a pensar en tres necesidades que les hubieran gustado ver satisfechas en ese momento.
Independientemente de si estamos convencidas/os de que la situación fue correcta o incorrecta, merecíamos o no esa situación según la CNV, nuestras necesidades siempre están al frente de este tipo de situaciones estresantes. Sobre todo, si son situaciones que nos alteran. Cuando algo realmente nos molesta, algunas de nuestras necesidades más preciadas no están siendo satisfechas.
Te doy un ejemplo para ilustrar esta idea.
Una vez, durante una reunión, le comenté a mi supervisora de doctorado:
– En junio, me tomaré una semana libre.
Ante este comentario, recibí la siguiente respuesta:
– Bueno, al menos una de nosotras se va de vacaciones este año.
Recuerdo que en ese momento me sentí avergonzada, culpable, dolida, confundida y frustrada.
Ese comentario me resultó tan doloroso que mi mente inmediatamente comenzó a generar todo tipo de pensamientos:
«¿No podría alegrarse por mí?» «¿Es que no tengo derecho a unas vacaciones?» «¿He hecho algo mal?» «¿No merezco un tiempo para descansar?» «Esto es inaceptable…»
En fin… estoy segura de que, si alguna vez has vivido una situación parecida, sabes a lo que me refiero. Mi cabeza estaba llena de preguntas y juicios… los típicos pensamientos que experimentas cuando algo estresante te sucede.
Volviendo a mi taller en ReMO, imagino que la naturaleza de los pensamientos de los participantes era muy similar a la mía en ese momento: juicios de valor, análisis de la situación, tratando de entender el comportamiento del otro, criticándonos a nosotros/as mismos/as.
Después de unos minutos en silencio y de autorreflexión, les pregunté sobre sus necesidades.
¿Qué anhelabas en ese momento de angustia?
¿Qué necesidades no estaban siendo satisfechas?
Si nos centramos otra vez en el ejemplo de la conversación con mi primera supervisora de doctorado, ¿qué necesidades no se vieron satisfechas a través con su comentario? Pues en ese momento yo anhelaba apoyo, ser vista, reconocimiento, equilibrio, respeto y confianza. Todas esas necesidades se vieron afectadas cuando mi supervisora respondió: “al menos una de nosotras se va de vacaciones este año.”
¿Qué necesidades compartieron los asistentes en mi presentación cuando les pregunté sobre las suyas?
Confianza, ser vistos, consideración, respeto, libertad, espacio, integridad, colaboración y estabilidad.
Me conmovió escuchar sus necesidades.
🌱 Confianza... sí, entiendo perfectamente el sentimiento de anhelar confianza en tu trabajo.
🌱 Ser visto, ¡por supuesto! Es tan potente sentir eso de alguien con quien trabajas.
🌱 Consideración, ¡ciertamente! Cuando sé que otras personas me tienen en cuenta, es mucho más probable que trabaje con entusiasmo, que me sienta conectada y dispuesta a cooperar.
Todas estas necesidades universales nos recuerdan que, incluso cuando duele no tenerlas satisfechas, todos estamos haciendo lo mejor que sabemos en cada momento. Y, a veces, nuestro mejor esfuerzo deja mucho que desear o el mejor esfuerzo de otras personas también nos sabe a poco. Y, aun así, todas las personas (desde un catedrático hasta las y los estudiantes de primer año de doctorado) buscan que sus necesidades se vean satisfechas.
Esta última práctica nos ayuda a centrarnos en lo que más importa de nuestra experiencia humana: nuestras necesidades. Permitiéndonos dejar de lado todas las críticas, las interpretaciones, los miedos y las frustraciones para realzar nuestras necesidades humanas. Aunque me hubiera gustado tener más tiempo para explorar estas necesidades durante mi presentación, me alegró recibir algunos comentarios muy positivos al respecto.
¿Cómo ayudan la atención plena y la autoempatía a reducir la ansiedad y el estrés en un entorno académico?
El taller que ofrecí fue un adelanto de dos artículos que publicaré (uno de ellos con la Dra. Ana Maria Bogdan) a finales de este año con el apoyo de la red ReMO y la financiación de la UE. Estos artículos proporcionarán un kit de herramientas de mindfulness, compasión, comunicación no violenta y autoempatía para académicos e investigadores, para que puedan combatir el estrés y la ansiedad en el trabajo.
Si te confieso algo, esa parte de mí que corresponde a mi antiguo yo académico desearía haber podido leer estos artículos cuando trabajaba en la universidad.
Lamentablemente, mi tiempo allí estuvo lleno de ansiedad y estrés, día tras día. Año tras año.
¿Fue la presentación lo suficientemente buena?
¿Obtendré la calificación que necesito?
¿Estará satisfecho mi supervisor con este nuevo capítulo?
¿Cómo encontraré los datos que necesito?
¿Encajaré en el nuevo departamento?
¿Cómo voy a obtener mi próxima beca?
¿Cómo aprenderé y enseñaré esta nueva asignatura para este semestre?
No hay nada de malo en experimentar estrés y ansiedad de vez en cuando, pero si se vuelven crónicos, pueden dañar seriamente tu salud. Hasta el punto, como me pasó a mí, que acabas con un síndrome del quemado (o burnout) y ya no puedes lidiar con ello.
Realmente espero poder seguir contribuyendo a aliviar la ansiedad de los académicos. De hecho, uno de mis sueños sería poder crear una red internacional de grupos de apoyo de empatía para académicos e investigadores.
Si has llegado hasta aquí, me encantaría conocer tu experiencia como estudiante universitario, persona académico o de investigación.
¿Cómo has vivido tu paso por la universidad?
¿Recibiste el apoyo psicológico que necesitabas?
¡Cuéntamelo en los comentarios! 👇🏽👇🏽👇🏽👇🏽
Imagen de George Milton.
Muy interesante lo puedes llevar a situaciones complejas por las que pasamos todos y en distintos ámbitos
Pues sí, también es extrapolable a muchas situaciones como bien dices. Un abrazo y gracias por dejarme un comentario.